El lado oscuro de los nativos de Sagitario (1)

Tendencia a imponer su opinión sobre la de los demás a fuerza de interrumpirles mientras hablan e impedirles exponer sus ideas. La envidia es también una enfermedad grave para el sagitariano menos culto, capaz de inducirlo a la violencia y arruinar su vida. Insolente e irritable, con excesiva frecuencia tratará de salir al paso de los acontecimientos con una fuerte carga de agresividad. Las confrontaciones en que se ve envuelto y su falta de tacto para solventarlas resultan luego difícilmente reparables. A las sagitarianas negativas suele reprochárseles una excesiva inconformidad ante todo y ante todos, llegando con frecuencia a la crítica injusta o a los comentarios innecesariamente hirientes, además de risas, tonos y maneras desafiantes, en la seguridad de que nadie se atreverá a afrontar el escándalo de discutir con ellas.
Licencioso y sensual, no dudará en burlar a quien pueda satisfacerle. Incapaz de someterse a los dictámenes que impone el triunfo en cualquier disciplina, ya sea deportiva o de trabajo, confiará al azar el éxito de su vida, pudiendo llegar fácilmente a convertirse en jugador empedernido.

Actitudes y reservas del sagitariano negativo de nivel cultural medio-alto

Despilfarrador, ostentador. Representante habitual de los roles de deslumbrador, entregado a la vida social o erudito. Fanático religioso. De esta debilidad del signo los ejemplos son muy abundantes, pero ninguno tan presente y tan asombroso por su brutalidad como el de la Inquisición, producto de la influencia oscura del signo en la sagitariana España. Y es que, como ya hemos indicado, tanto hombres como naciones reciben la carga de lo positivo y de lo negativo de los astros que les corresponden.
Marcada inclinación a las preocupaciones. Así, cualquier cosa le pondrá en tensión y le atormentará.
La envidia, su pasión más destructiva, cobra dimensiones de enfermedad grave capaz de postrarlo y arruinar su vida.
Siente insuperable desagrado ante el pensamiento o el trabajo científico exacto, pero teme que esto se haga evidente.
Dirigido ya hacia lo más negro de su personalidad, hará también de la franqueza un instrumento punzante para herir a los que le han irritado. Tendencia a explotar a cuantos se le relacionan en niveles subordinados y
a eludir pagos e impuestos, sin sentir que está haciendo algo punible, sino comportándose como ha de hacerse para triunfar en los negocios. Este espíritu materialista es la otra cara del impulso natural de Sagitario a la filantropía.
El sagitariano mal aspectado pierde el sentido de la ecuanimidad, pasando a lo desproporcionado con extrema facilidad. Bastará una mínima contrariedad para que se encienda e intente herir blandiendo la espada de su franqueza más descarnada, de la cual ya podrá pasar insensiblemente a la injuria.
Fácilmente recurre a hacer múltiples promesas sin el menor propósito de cumplirlas y contrae todo tipo de compromisos que no piensa observar, en sus intentos por salir de los problemas que le inquietan en el momento, consiguiendo así sólo comprometerse más. Tiende a imponer su opinión sobre la de los demás a fuerza de interrumpirles mientras hablan e impedirles exponer sus ideas. Aguda tendencia a la exageración.
Se reprocha a las sagitarianas negativas su propensión al desdén como recursos contra las situaciones o las personas ante las que se sienten incapaces de destacar.
Propensión a las enfermedades imaginarias y a las preocupaciones. Inclinación muy poderosa hada el juego de azar, con todos los extremos a que este hábito conduce.