Sexualidad de Tauro

El afán de Tauro por la perfección también está presente en el sexo. El amor es para él un ritual que hay que cumplir con la mayor eficiencia. Por eso, para llevarlo a cabo, se toma todo el tiempo del mundo. Cada encuentro amoroso constituye la oportunidad de demostrar sus múltiples habilidades amatorias y de deslumhrar a su amante con sus juegos eróticos.

El amor y la comida son dos formas de sensualidad que tienen en su vida similar importancia. Su afición por la comida es tal que puede llevarlo a engordar más de la cuenta, sobre todo durante la juventud. Una fragancia incitante le resulta tan indispensable como un manjar previo que despierte el apetito sexual. Las burbujas del champagne se asemejan para él al cosquilleo del sexo y, por eso, un brindis burbujeante constituye la antesala perfecta del acto amoroso, del mismo modo que la mesa que ofrece manjares opulentos permite prefigurar un banquete de similares características al llegar a la cama.

Música lenta, ropa interior incitante y todos los aditamentos que despierten los sentidos y hagan el goce más intenso, tendrán un lugar privilegiado en el dormitorio de Tauro. Pero aunque la sensualidad domine su vida, no puede concebir el sexo sin el amor. Le confiere la misma importancia a lo que pase antes y durante la relación sexual, que al entendimiento que surja después. La imaginación no es su fuerte y aunque es un muy buen amante, siempre preferirá transitar por caminos conocidos antes que investigar otros nuevos. Sin embargo, su escasa creatividad es compensada por una resistencia y un ardor que no merman con los años.