Los símbolos en la Bola de cristal 3

La aparición de animales típicos de la selva (leones, tigres, panteras, etc.) suele ser buena señal si la imagen aparece lateralmente en la Bola de cristal: en efecto, predice gran prosperidad, valor, espíritu de iniciativa. Si aparece en el centro de la esfera, significa ascenso social: madurarán relaciones con personas influyentes, de la alta sociedad, llenas de prestigio y también de genialidad. Si el símbolo aparece al fondo, o bien está ofuscado por «oscurecimientos», tenemos que aconsejar al consultante que evite con sumo cuidado este tipo de encuentros de los que acabamos de hablar: celos y malignidades de personas envidiosas harán todo lo posible por perjudicarle y convertirlo en un «chivo expiatorio».
La aparición de la imagen del perro nos propone otro símbolo particularmente rico en significados. En la jerarquía zoológica el perro, después del águila y del león, ocupa, ciertamente, el primer lugar. Los japoneses dieron rostro de perro a su divinidad suprema, Amida; lo mismo hicieron los egipcios con su dios Anubi, guardián de los dioses. El atributo más corriente asignado al perro, de todos modos, sigue siendo el de la fidelidad (Argos, el perro que se acordó de Ulises; San Roque, socorrido y salvado por el perro; la orden de caballería del perro, instituida por Boccardo IV de Montmorency, etc.).
Pero la primera función mítica del perro —la documentación que tenemos es realmente muy amplia en todas las culturas— es la de «guía del hombre en la noche de la muerte, después de haber sido su compañero en el día de la vida». Puede parecer sorprendente que para los alquimistas y los filósofos el perro devorado por el lobo represente la purificación del oro por medio del antinomio, penúltima etapa de la Gran Obra.
Otro atributo corriente del perro es la vigilancia. La interpretación se tiene que hacer, pues, poniendo en un primer plano Infidelidad, la vigilancia, la entrega. Si la imagen no aparece con los contornos nítidos, eso significa que los que creemos que son amigos honrados y fieles, en realidad, no son lo que parecen.
En cuanto a la imagen de los pájaros, tenemos que observar, en primer lugar, que ya el instituto de nuestros antepasados había aprendido lo que a nosotros nos enseñan la observación y la ciencia: que el pájaro es el agente del gran «tránsito universal y de la purificación». Los pájaros representan, además, «las etapas espirituales, los ángeles, los estados superiores del ser». El pájaro, en efecto, se opone a la serpiente como sím-
bolo del mundo celeste opuesto al de la tierra. El lenguaje de los pájaros, del que habla el Corazón, es el de los dioses: aquí la misma palabra pájaro se convierte en sinónimo de destino («Al cuello de cada hombre hemos atado su pájaro», Corán, 17, 13; 27, 47; 36, 18-19). Si en la esfera aparece un solo pájaro aislado, en un punto cualquiera, eso significa que los problemas —de la naturaleza que sean— encontrarán pronto feliz solución.
La imagen del buitre nos remite al símbolo de la avaricia, de la codicia, de la rapacidad, de la envidia. En los textos budistas, Mará, el espíritu del mal, se convierte en buitre para quitar de la meditación a Ananda, el discípulo predilecto del Iluminado. Pongamos en guardia al consultante: será víctima de estafas.

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